La fatiga relativa al cáncer (FRC) es una de las secuelas con más incidencia e impacto en los pacientes de cáncer, habiendo sido un tema de investigación casi constante, especialmente para conocer por qué se produce. De modo resumido, este efecto secundario del propio cáncer y de sus tratamientos, se desarrolla en el paciente por activación de una respuesta inflamatoria en el organismo que desencadena una serie de cambios y alteraciones a nivel nervioso, orgánico, estructural y emocional.
Pero no hace mucho, un equipo de investigadores norteamericanos propusieron un modelo clasificatorio de todos los factores que desencadenan la FRC que denominaron «El modelo de factores 3P». Según su hipótesis, la FRC no puede ser únicamente enmarcada a nivel biopsicosocial, porque ello hace perder la perspectiva sobre los elementos que confluyen en el paciente cuando este presenta FRC. Así, su propuesta desarrolla otro marco conceptual del problema en el que categorizan los factores detonantes de FRC en base a si son: predisponentes, precipitadores o perpetuadores.
Algunos de los factores predisponentes podrían estar influidos por el volumen de datos recogidos en determinados tipos de cáncer, concretamente en cáncer de mama, apoyando que el sexo «mujer» se establezca como factor de riesgo de padecer FRC. Por otra parte, y como crítica, quizá los tratamientos debieran incluirse en la categoría de precipitadores, pues la quimioterapia sin ir más lejos es agente activo en el desarrollo de estos factores.
Así, los factores precipitadores que los autores sugieren, se relacionan más íntimamente con el proceso terapéutico del cáncer: la inflamación y daño celular de la mitocondria, el exceso de oxidación, etc.
Por último, serán factores perpetuadores aquellos que favorecen la continuidad de la FRC y que, como vemos, pueden ser modificables mediante cambios en los hábitos de vida, incluyendo como posible terapia la realización de actividad física.
En definitiva, lo que los autores proponen es que esta clasificación de factores relacionados con FRC, puede servir de herramienta de prevención y diagnóstico del síndrome, apoyando el uso de medios de cribado y seguimiento para aquellos pacientes que presentan factores de la primera categoría, y fomentando la prescripción de terapias de prehabilitación o rehabilitación para determinados detonantes. De ese modo, el objetivo sería mejorar el proceso oncológico teniendo en cuenta el riesgo de aparición de FRC.
EN POCAS PALABRAS: Algunos de los factores de FRC podrían ser prevenibles a través del cribado, y manejables en caso de aparición, obligando a los facultativos a realizar un seguimiento constante de esta secuela del cáncer.