Richard Crevenna, Timothy Hasenoehrl, Christoph Wiltschke, Franz Kainberger, Mohammad Keilani
Publicado 15/02/202. DOI: 10.3390/cancers15041245
En determinadas ocasiones la prescripción de ejercicio físico y su seguimiento por parte de los pacientes/supervivientes de cáncer se dificulta por la presencia de daño óseo con riesgo de fractura. Esta situación puede darse en pacientes de mieloma múltiple o en aquellos tipos de tumor en que la metástasis puede presentarse en los huesos, como serían los tumores de mama, próstata, pulmón o riñón. En este estudio, los investigadores (austriacos) se plantean que la implementación de ejercicio físico en estos casos, ha de ir de la mano de una evaluación del riesgo de fractura, exponiendo cuál es su modo de actuación .
Así, presentan un resumen de los procesos de evaluación que administran a este perfil de pacientes, resaltando que se trata de evaluaciones que requieren de distintos especialistas, de modo que siguen un plan inter y multidisciplinar que incluye participación de: oncólogos, radiólogos, médicos de laboratorio, investigadores del área del ejercicio, nutricionistas, fisioterapeutas, etc. Y estos equipos de trabajo, se focalizan en un punto clave: realizar una evaluación completa del riesgo de fractura, así como de la presencia de otras comorbilidades.
Como primer paso, el médico responsable, que será el único especialista que se implica en todos los pasos, analizará el caso de cada paciente y compartirá su evaluación con el médico rehabilitador. Ambos profesionales, derivan el caso al especialista en radiología para que éste efectúe el apropiado diagnóstico sobre el riesgo de fractura, en que se especificará dónde (columna, huesos largos…) y de qué tamaño es la lesión si la hubiera. En caso positivo, puede darse situación de que no exista riesgo si se aplican cargas o, en el peor de los casos, las cargas deberán evitarse en aquellas zonas con riesgo incrementado de fractura.
Para el siguiente paso, la persona especialista en ejercicio (que ellos denominan «científico del deporte»), diseña el plan de ejercicios en base a los diagnósticos médicos, y el estado físico y las necesidades del paciente. En colaboración con los profesionales de la fisioterapia, se implementará el programa atendiendo aquellas limitaciones que deban ser tratadas de modo específico para evitar restricciones de movimiento. Adicionalmente, el asesoramiento nutricional podrá potenciar los resultados del programa de entrenamiento.
Los autores de este trabajo, como decíamos, insisten en la importancia de la colaboración entre distintos profesionales, exponiendo que a pesar de que el análisis de la presencia o no de osteoporosis sí está establecida, no ocurre igual cuando existen metástasis óseas. Apuntan, adicionalmente, que el patrón de fractura en huesos afectados por metástasis no es el mismo que el del hueso osteoporótico, por lo que los índices de medida han de ser otros.
Como conclusión, indican que en base a su experiencia, las fracturas podrían ser más habituales en las actividades de la vida diaria (AVD), por descuidos en la posición corporal, de la columna, y el manejo de las cargas, que cuando se está realizando ejercicio físico diseñado a partir del su proceso de prescripción descrito.
EN POCAS PALABRAS: Especialmente cuando existan factores de riesgo en la población oncológica, es imprescindible el trabajo interdisciplinar con la participación de distintos profesionales.