Este trabajo, realizado por investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Francisco de Vitoria, tuvo como objetivo revisar y analizar la  evidencia científica sobre los efectos de programas de ejercicio en relación a factores psicoemocionales y de calidad de vida (CdV). En este caso, en relación a pacientes  adultos con cáncer que hubieran sido tratados con trasplantes de células hematopoyéticas o de médula.

Este tipo de tratamiento se aplica a pacientes con tumores sanguíneos (leucemias, linfomas o mielomas) en los que la médula ósea ha quedado dañada, ya sea por la enfermedad o por los tratamientos. Los pacientes que reciben este tratamiento pueden desarrollar trastornos psicoemocionales  a largo plazo (fatiga, ansiedad, depresión, pérdida de calidad del sueño, angustia, estrés…) que reducen su CdV. Por otra parte, también pueden producirse pérdidas en la capacidad de hacer ejercicio.

Los investigadores revisaron investigaciones en las que se había hecho ejercicio físico. En total, revisaron 20 artículos en los que un total de 606 pacientes (37,95% mujeres), que cumplían el perfil,  habían entrenado.

En su mayoría, el programa de ejercicio se había realizado antes y después del trasplante, bajo supervisión de un profesional, con una frecuencia de entrenamiento mayoritaria de 5 días/semana durante más de 8 semanas y con programas combinados de ejercicio cardiovascular y de fuerza.

Como resultado, se observó que los programas de ejercicio realizados antes y después del trasplante, produjeron mejoras significativas en las variables psicoemocionales y de CdV de más del 50%, mientras que no fue así en aquellos programas que se habían realizado únicamente tras el trasplante.

EN POCAS PALABRAS: En este perfil de pacientes, podría ser recomendable prescribir programas de ejercicio combinados,  supervisados, durante 12 semanas y con sesiones de 20-40 min.