«Código cáncer»

En su día, acudí al 5º Congreso para personas con cáncer y familiares de la AECC de Murcia. En una de las charlas a las que acudí, los ponentes procedían del colectivo médico y, más allá de que fue tremendamente interesante, el Dr. Cascales sacó a relucir una cuestión muy interesante: de igual modo que existía en los hospitales un «código ictus», debería existir lo mismo para el cáncer, ¿en qué sentido? pues según si intervención, en el sentido de que algunos tumores eran diagnosticados tremendamente tarde debido a la lentitud del proceso diagnóstico.

De modo general, una vez el cáncer es diagnosticado, los procesos de tratamiento se inician prácticamente de inmediato, sin embargo, ocurría que la inespecificidad de algunos síntomas, la falta de recursos u otras variables, ralentizaban el propio diagnóstico, encontrándose así el paciente con una enfermedad más avanzada de lo que hubiera sido razonable. Por ejemplo: una persona que orine con sangre, puede no tener nada, no tener nada de importancia, o tener un cáncer de vejiga. La cuestión es que, conociendo que hay determinados síntomas que pueden aparecer a consecuencia de un tumor, el Dr. Cascales apostaba porque se realizaran los exámenes y pruebas necesarios que descartaran la opción del cáncer. Algo así como el famoso «diagnóstico diferencial» que muchos hemos visto en la serie de TV House.

En esa misma línea y según una noticia publicada recientemente, el Comité Científico de All.Can Spain publicó un informe sobre la experiencia del paciente, indicando que la estructuración del sistema suponía descoordinación y que, su funcionamiento, en ocasiones daba lugar a fragmentaciones y confusión que acababan repercutiendo en el paciente. Es más, incluso uno de los expertos consultados, señalaba que en ocasiones el sistema funcionaba más para sus propias necesidades, que para las de los pacientes.

La cuestión es que parece que a la hora de diagnosticarse un cáncer, se depende más de la suerte que del sistema. Por un lado, por falta de información a los ciudadanos sobre qué signos o síntomas deberían ser consultados con un médico; igualmente, por la vergüenza o incomodidad de los pacientes de cara a realizarse según qué pruebas médicas; dentro del circuito sanitario, pueden encontrarse médicos que infravaloran la gravedad de los síntomas, otorgándoselos a enfermedades menores para las que prescriben tratamiento pero no seguimiento; en caso de que el facultativo sí quiera asegurar, entramos en los famosos tiempos de espera para que nos hagan la prueba y que ésta pueda ser revisada de nuevo por el médico de atención primaria… total: que parece que los planetas tengan que alinearse de un modo concreto para que el diagnóstico sea rápido.

All.Can Spain desarrolló su informe incluyendo 8 puntos de acción para que no dependamos tanto de la suerte, tan sólo quedará esperar que los responsables de implementar las mejoras necesarias, tengan la voluntad, el interés y la capacidad de hacerlo.

Si quieres leer el informe completo, pincha AQUI.