Puede que pueda parecer extraño, pero sí, los hombres también pueden tener cáncer de mama. Y es que todos los seres humanos tenemos tejido mamario, que aunque en los hombres sea en un porcentaje mínimo, ahí está.
En lo que se refiere a la enfermedad en sí, igual que ocurre en las mujeres el cáncer puede ser ductal o lobular, pero los factores de riesgo están algo diferenciados. En el caso concreto de los varones, el Síndrome de Klinefelter (cuando un niño nace con más de una copia del cromosoma X), la enfermedad hepática o la enfermedad/cirugía testicular, pueden incrementar el riesgo de desarrollar cáncer mamario.
Por supuesto, la incidencia de este tipo de cáncer en hombres es muchísimo más baja (2% del total de casos de cáncer de mama), pero los métodos de diagnóstico y tratamientos son los mismos por lo que ¿qué podemos esperar? Pues también las mismas secuelas, aunque en el caso de los varones puede producirse impotencia a consecuencia de algunos tratamientos, y también parece que los diagnósticos son más tardíos y por tanto los estadios más avanzados.
En España, existe la Asociación INVI que se dedica específicamente al cáncer de mama masculino. Y aunque en su logo incluye el omnipresente lazo rosa, un vistazo rápido a su web deja constancia de que hablamos de un tema de hombres, pues los colores de base son el azul, grises y negro, considerados clásicamente «colores masculinos». Y aquí es donde querría pararme, en cómo a un problema que afecta a ambos sexos, se le otorgan diferencias por cuestiones de género.
Por ejemplo, el 19 de octubre, Día Mundial del Cáncer de Mama, casi la totalidad de mensajes e iniciativas se centran en la mujer: actividades solidarias de yoga y zumba (que culturalmente se asocian a las mujeres), talleres de maquillaje, venta de compresas para aumentar la investigación, sesiones sobre cómo colocarse el pañuelo… (que sobre esta última, recomiendo la lectura del post de Inma Jara sobre la esclavitud de las mujeres y su pelo). En definitiva, parece que sólo la mujer tiene cáncer de mama.
Evidentemente, por las cifras de este tipo de cáncer, es absolutamente comprensible que el grosso de los recursos vaya para ellas (nosotras), pero me pregunto: ¿el día es por la enfermedad o por las mujeres?; aun siendo cáncer de mama ¿es ético haberlo convertido en un «cáncer de segunda» cuando lo padecen los hombres?; si los efectos secundarios son básicamente los mismos ¿dónde están los hombres en los programas de recuperación de la enfermedad? A lo que voy, es que el contexto social puede ser en parte culpable de que el cáncer de mama se diagnostique más tardíamente en hombres: no se habla de su existencia; se ignora en los días conmemorativos de la enfermedad; la imagen feminizada que se da del cáncer de mama, puede incrementar el pudor de algunos hombres a consultar con sus médicos si se notan alteraciones en el pecho (especialmente de edad avanzada y con una educación menos «abierta»)…
Hablar de los estereotipos de género en el cáncer (e incluso de la homofobia en el contexto oncológico), es abrir un melón muy grande. Para mí, que exista una asociación específicamente para los hombres que padecen esta enfermedad, es necesario, sí, pero no debería serlo. Porque aún con las diferencias biológicas, fisiopatológicas, de etiología, etc, se trata de una misma enfermedad, y merece fondos de investigación y recursos públicos de soporte al paciente independientemente de lo que tenga cada cual entre las piernas.